Carmelo De Grazia: Conservatorio Musical José Ángel Lamas

CDG-. La ciudad de Caracas cuanta con varias escuelas y conservatorios musicales para quienes tienen el talento y las ganas de estudiar música. Para muchos este arte es su pasión y es maravilloso que existan estos lugares para poder formar a futuros músicos, con mucha disciplina y práctica, de la mano de maravillosos profesores.

Uno de estos lugares donde nace la música es el Conservatorio Musical José Ángel Lamas. Este palacio colonial convertido en escuela de música, la cual cuenta desde hace muchos años con su misma estructura (data de años incluso anteriores a 1641). Durante el año 1806 pasa a ser la residencia del Conde Juan Xavier de Solórzano y tuvo algunas modificaciones luego en 1812. Pero en 1916 se convierte en el conservatorio que conocemos hoy día. En 1976 dicha estructura se convirtió en Patrimonio Histórico Nacional.

 Con la mejor calidad

Vicente Emilio Sojo

La historia no es lo más atractivo de esta escuela. Para Carmelo De Grazia, lo más atractivo es la preparación, excelencia y calidad que existen en las clases impartidas. Y es que miles de niños, jóvenes e incluso adultos, asisten a las pruebas de admisión que constan de una prueba vocal (para tomar en cuenta el registro vocal y afinación del estudiantes) y una prueba de sincronización (donde se debe imitar una percusión haciendo uso de la memoria). Las esperadas listas de admitidos solo reflejan unos pocos nombres que no se comparan con la cantidad de postulantes. Es decir, solo entran promesas de la música, o diamantes sin pulir.

Grandes venezolanos de la música como Vicente Emilio Sojo, Antonio Estévez, José Antonio Abreu y José Vicente Torres son un claro ejemplo de estricto y creativo proceso de formación que se realiza puertas adentro. 

Sin embargo, la estructura ha visto el pasar de los años y se ha deteriorado gravemente, al punto de considerarse un lugar no seguro para uso público. Pero poco a poco se han conseguido los recursos para reforzar su estructura y ponerlo nuevamente en funcionamiento.

Por Carmelo De Grazia